Santa Catalina está coronada con la corona real por dos Ángeles en un icono en forma de nicho del templo. En sus manos, una espada y una rueda con espinas, símbolos de la Santa, confundieron el martirio en el siglo IV con las enseñanzas cristianas. La Santa de la familia real, que poseía una rara belleza y sabiduría, deseosa de comprometerse solo con aquellos que la superan en riqueza y sabiduría y por instrucciones del anciano, se unió a Cristo, convirtiéndose en su Novia Celestial y predicadora del cristianismo. En el Reverso del icono están las palabras de la oración del Santo.