La inspiración para esta joyería fueron las imágenes de cruces antiguas que pertenecen a la tradición de las Iglesias Ortodoxas Orientales: la Iglesia Ortodoxa Copta (fundada en el siglo I D.C., distribuida principalmente en Egipto) y la iglesia Ortodoxa Etíope, una de las primeras iglesias cristianas de África. Los rombos en relieve y los rizos suaves que forman nudos peculiares le dan a la forma de Cruz una calma armónica. Las tres puntas de cada rombo simbolizan la Santísima Trinidad: el Padre, el Hijo y el espíritu Santo, y todas juntas tienen doce esquinas, doce apóstoles cada una. En el marco izquierdo, el artista representó a la Justa Ana con la Virgen. A la derecha — la Virgen auxiliar en el parto. La imagen central de toda la composición es el Salvador.