A San Nicolás se le ofrecen oraciones por un matrimonio feliz, recordando su virtud, que salvó a las tres niñas de la deshonra. Debido a la extrema pobreza, las tres doncellas no pudieron casarse. San Nicolás arrojó en secreto el oro al padre de sus hijas, cuando él, desesperado, quería dar a las niñas para la fornicación. Después de evitar la gran caída, las doncellas se casaron, y el padre, que reconoció a su benefactor, cayó con lágrimas de alegría a los pies del Hacedor de milagros.