Juan el Guerrero es honrado como un gran ayudante en las aflicciones y circunstancias. El Santo mártir sirvió en el ejército Imperial de juliano el Apóstata (361-363). Junto con otros guerreros, estaba entre los perseguidores de los cristianos, pero en realidad les brindó una gran ayuda: liberó a los prisioneros, advirtió sobre el peligro inminente, ayudó a escapar. El Señor otorgó a las santas reliquias de Juan el Guerrero el poder de sanación. Por las oraciones de San Juan reciben consuelo todos los ofendidos y afligidos.